Buscando que hacer...
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Buscando que hacer...
Ya llevaba un tiempo en aquel escuadrón. No recordaba cuantos años ya, pero hacía tiempo que había sido elegido para ser un shinigami, aunque siempre fue uno más del montón. Sin resaltar, habilidades únicas, sin nada de eso. Era uno más. Se llevaba bien casi con todos sus compañeros, y el casi es simplemente porque, como en todos lado, había un par que no le simpatizaban del todo. Pero en fin, ese día, uno común como cualquier otro, el peliblanco se encontraba dando vueltas por su escuadrón, como solía hacer cuando no tenía nada que hacer o simplemente cuando necesitaba pensar en algo. De día, lo mejor era caminar para mantener no solo la mente, sino el cuerpo activo. De noche, un lugar despejado que permitiera ver las estrellas y la Luna era lo ideal para inspirarse y pensar más tranquilamente, o simplemente relajarse. Su caminata, esta vez, lo estaba llevando hacia ningún lugar en particular. Podría terminar en su habitación, como podía hacerlo en cualquier otro lugar de la SS.
Algo lo inquietaba. No sabía qué era, pero algo le molestaba profundamente. Su rostro usualmente alegre estaba ahora serio y pensativo. Su mirada apuntaba al suelo mientras caminaba y no notaba nada a su alrededor. Un par de shinigamis del cuarto escuadrón que estaban de paso, tal vez haciendo alguna labor en la división, pasaron a su lado y casi se los lleva puestos. Claro, nunca se percató de que casi pasa por encima de dos personas, incluso después de que ellos se quejaron en voz alta para que él escuchara. No era de mala persona, sino que estaba sumido en su mundo, en sus propios pensamientos.
- A vos lo que te falta es algo de trabajo, ir al mundo humano. En lugar de estar aca vagueando deberías ir a hacer algo allá. A matar Hollows por ejemplo. Siempre haciendo nada acá y después molesto porque no sabés que hacer con tu tiempo libre. Idiota. - Siempre tan simpática hermanita. Como sea, Sviel tiene razón, tal vez deberías buscar algo que hacer. No necesariamente pelear, sé que no te gusta. Pero tal vez entrenar un poco o ver si podés conseguir una misión o algo similar. -
Sicarius frenó un momento. Lo único que podía sacarlo de su mundo eran esas dos niñas, que conformaban entre ambas su zampakutoh. IlyaSviel, ese era el nombre de la zampakutoh, mientras que el nombre de cada gemela era Ilya, la más educada y tranquila, y Sviel, más molesta, malhumorada y maleducada. Sicarius podía reconocerse en ambas, ambas, de algún modo, eran como un espejo de sí mismo. Siempre las escuchaba y solía hablar con ellas frecuentemente, a pesar de siempre ser asediado por los insultos de Sviel o tener que escuchar los sermones de Ilya, que más que zampakutoh parecía su conciencia en algunas ocasiones.
- Tal vez, a lo mejor debería ver si puedo lograr que me asignen alguna misión o algo similar. De última haré algo de trabajo de oficina, aunque a lo mejor sea más fácil patrullar el mundo humano. -
Retomó su caminata, esta vez más atento y con más seguridad que antes. Sabía qué iba a hacer, ahora el problema era hacerlo. Quería obtener una misión, pero desconocía donde se encontraba su capitán. Tal vez en su despacho, tal vez no. De todas formas tenía ganas de caminar, asique buscarlo por la división, en su despacho o en otro lugar no era algo que le molestase.
Algo lo inquietaba. No sabía qué era, pero algo le molestaba profundamente. Su rostro usualmente alegre estaba ahora serio y pensativo. Su mirada apuntaba al suelo mientras caminaba y no notaba nada a su alrededor. Un par de shinigamis del cuarto escuadrón que estaban de paso, tal vez haciendo alguna labor en la división, pasaron a su lado y casi se los lleva puestos. Claro, nunca se percató de que casi pasa por encima de dos personas, incluso después de que ellos se quejaron en voz alta para que él escuchara. No era de mala persona, sino que estaba sumido en su mundo, en sus propios pensamientos.
- A vos lo que te falta es algo de trabajo, ir al mundo humano. En lugar de estar aca vagueando deberías ir a hacer algo allá. A matar Hollows por ejemplo. Siempre haciendo nada acá y después molesto porque no sabés que hacer con tu tiempo libre. Idiota. - Siempre tan simpática hermanita. Como sea, Sviel tiene razón, tal vez deberías buscar algo que hacer. No necesariamente pelear, sé que no te gusta. Pero tal vez entrenar un poco o ver si podés conseguir una misión o algo similar. -
Sicarius frenó un momento. Lo único que podía sacarlo de su mundo eran esas dos niñas, que conformaban entre ambas su zampakutoh. IlyaSviel, ese era el nombre de la zampakutoh, mientras que el nombre de cada gemela era Ilya, la más educada y tranquila, y Sviel, más molesta, malhumorada y maleducada. Sicarius podía reconocerse en ambas, ambas, de algún modo, eran como un espejo de sí mismo. Siempre las escuchaba y solía hablar con ellas frecuentemente, a pesar de siempre ser asediado por los insultos de Sviel o tener que escuchar los sermones de Ilya, que más que zampakutoh parecía su conciencia en algunas ocasiones.
- Tal vez, a lo mejor debería ver si puedo lograr que me asignen alguna misión o algo similar. De última haré algo de trabajo de oficina, aunque a lo mejor sea más fácil patrullar el mundo humano. -
Retomó su caminata, esta vez más atento y con más seguridad que antes. Sabía qué iba a hacer, ahora el problema era hacerlo. Quería obtener una misión, pero desconocía donde se encontraba su capitán. Tal vez en su despacho, tal vez no. De todas formas tenía ganas de caminar, asique buscarlo por la división, en su despacho o en otro lugar no era algo que le molestase.
Sicarius- Mensajes : 62
Fecha de inscripción : 16/03/2011
Edad : 32
Localización : Bored reading your mind (behind you)
Re: Buscando que hacer...
El recorrido por la división no fue tan extenso como pensó que sería. El motivo principal era que tras poco menos de media hora de empezar a buscar al capitán, terminó por entrar en el comedor del escuadrón. Era casi la hora de cenar y él ni se había dado cuenta. Era un lugar bastante amplio, con muchas mesas largas donde, en lugar de sillas, había largos bancos donde entraban cómodamente por lo menos veinte personas. Del otro lado de este enorme comedor, en el sector opuesto a la entrada, había una ventanilla por donde se podía pedir la comida, aunque realmente no había demasiado para pedir, puesto que los menús solían estar prefijados y al que no le gustara podía ir a comer a algun otro lado, o bien morirse de hambre.
Ese día el plato era carne al horno con papas. Nada muy elaborado y bastante rico, al menos para el peliblanco. No tardó en encontrar un lugar vacío puesto que todavía no había llegado mucha gente para comer. Poco a poco el comedor se fue llenando y Sicarius cada vez quedó más comprimido entre sus compañeros shinigamis. Por suerte el aprisionamiento no duró demasiado. Como había empezado antes que la mayoría, también terminó antes y esto le permitió retirarse, o mejor dicho, le hubiese permitido retirarse pero no tuvo la oportunidad. Sin que él llegara a reaccionar, uno de los shinigamis que él conocía, un senpai con el que solía compartir misiones y charlas acerca de trabajo, se acercó a él, lo tomó por el brazo y lo sacó del comedor. No le explicó mucho. Solo le dijo que tenía que ir al Mundo Humano para cerciorarse de algunas cosas. Más específicamente tenía que ver que todo estuviera en orden. Un patrullaje de algunos minutos, tal vez un par de horas como mucho, y listo. Una pérdida de tiempo a ojos de la mayoría, un mero formalismo, pero en ese momento para el peliblanco era la excusa perfecta para ponerse en movimiento.
Sin chistar lo acompañó hasta el lugar designado para su partida. Tomó la placa de shinigami con la cual podría comunicar cualquier anomalía o avisar de cualquier imprevisto y luego salió a través del Dangai. No era la primera vez que lo usaba, pero tampoco estaba tan acostumbrado. La mayoría de las misiones las llevaba a cabo en la SS y muy rara vez lo mandaban a través de aquella puerta. Sí era su primera vez yendo solo, lo que también era un punto a favor ya que podría tomarse su tiempo para ver mejor el mundo en el que alguna vez vivió. El mundo que, en su momento, hacía muchos años, había sido su hogar.
Ese día el plato era carne al horno con papas. Nada muy elaborado y bastante rico, al menos para el peliblanco. No tardó en encontrar un lugar vacío puesto que todavía no había llegado mucha gente para comer. Poco a poco el comedor se fue llenando y Sicarius cada vez quedó más comprimido entre sus compañeros shinigamis. Por suerte el aprisionamiento no duró demasiado. Como había empezado antes que la mayoría, también terminó antes y esto le permitió retirarse, o mejor dicho, le hubiese permitido retirarse pero no tuvo la oportunidad. Sin que él llegara a reaccionar, uno de los shinigamis que él conocía, un senpai con el que solía compartir misiones y charlas acerca de trabajo, se acercó a él, lo tomó por el brazo y lo sacó del comedor. No le explicó mucho. Solo le dijo que tenía que ir al Mundo Humano para cerciorarse de algunas cosas. Más específicamente tenía que ver que todo estuviera en orden. Un patrullaje de algunos minutos, tal vez un par de horas como mucho, y listo. Una pérdida de tiempo a ojos de la mayoría, un mero formalismo, pero en ese momento para el peliblanco era la excusa perfecta para ponerse en movimiento.
Sin chistar lo acompañó hasta el lugar designado para su partida. Tomó la placa de shinigami con la cual podría comunicar cualquier anomalía o avisar de cualquier imprevisto y luego salió a través del Dangai. No era la primera vez que lo usaba, pero tampoco estaba tan acostumbrado. La mayoría de las misiones las llevaba a cabo en la SS y muy rara vez lo mandaban a través de aquella puerta. Sí era su primera vez yendo solo, lo que también era un punto a favor ya que podría tomarse su tiempo para ver mejor el mundo en el que alguna vez vivió. El mundo que, en su momento, hacía muchos años, había sido su hogar.
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