Templo Quincy

Sicarius se dejó guiar por Tomoe no sin sonrojarse ligeramente cuando ella tomó su mano, aunque fue una cosa de segundos nada más. La notó algo decaída durante el trayecto, pero prefirió guardar silencio. Al acercarse al templo se cruzaron con una mujer, Muzuki, que era quien ayudaba a Tomoe con cosas como el dinero y la comida. Por lo visto no tenía una vida del todo fácil. El templo en sí parecía bastante bien cuidado. Tenía una cruz en la entrada, simbolismo que el shinigami no supo reconocer, y debajo la inscripción: "Templo Quincy/ Uryuu Ishida". Algo de esa frase le sonaba familiar. El nombre seguro que no, los nombres humanos no solían llegar a oídos de la SS. La palabra "quincy" era lo que le sonaba familiar. Hacía tiempo que no había oído de ellos, aunque sus recuerdos acerca de estos individuos eran escasos. Nunca había tenido la oportunidad de cruzarse con uno en persona y los relatos que le habían coctado sobre estos, se desvanecieron con el tiempo.

Continuaron avanzando en dirección a la puerta. A poca distancia de ella, ambos notaron que había un paquete. Sicarius no llegó a leer lo que decía la inscripción puesto que Tomoe no tardó en soltar su mano y tomar el regalo. Parecía estar muy contenta. Comenzó a decir algo sobre su primo y de que seguramente en el interior del paquete habría un pastel. Se la veía bastante alegre, por lo visto ese obsequio significaba mucho para ella. El shinigami no pudo evitar reírse un poco ante la pregunta que siguió a la invitacion de comer del pastel.

- Los shinigamis podemos comer lo mismo que los humanos. Pero, un pastel... no me digas que hoy es tu cumpleaños.


Se quedó un poco impresionado. La sonrisa seguía en su rostro y sus ojos fijos en los de ella. Si realmente era su cumpleaños, tal vez podría intentar regalarle algo, aunque no sabía qué podía llegar a darle. De todas formas, le gustaba verla contenta, siendo ella una chica tan dulce y buena no le quedaba bien esa mirada melancólica que había tenido hasta el momento.

Vengo de Aquí
*Súbitamente una figura más se hace presente en aquel rincón de Karakura, Una cabellera rosada es mecida con suavidad por el viento que sutilmente sopla por el lugar, haciendo danzar también las vestimentas oscuras y tradicionales envuelven las curvas femeninas en un uniforme portado por todo segador de almas, más un detalle le hace sobresalir a tal personalidad, aquella placa prensada en su hombro que mostraba su rango y su escuadrón al ser decorada por una flor y el número 3. Cuya presencia era únicamente a causa de las ordenes que se le habían asignado, habiendo llegado ante tal edificio gracias a aquel rastreador que reiatsu le había marcado la ruta –Taiki ya debería haber llegado….- susurra con preocupación, echando un vistazo en su alrededor, reparando un poco más en la edificación humana ante la que se encontraba, la concentración espiritual que le rodeaba y aquellos colores que le revestían aquí y allá provocan que un sutil vocablo con incredulidad se deje escuchar de su voz –Quincys?- sin estar muy segura de sus sospechas, ya que resultaba extraño que un shinigami estuviera en compañía de uno de esos humanos, para así sin detenerse a esperar por la capitana del quinto escuadrón aproximarse a aquel edificio con paso firme, siguiendo el reiatsu de dos individuos que yacen en el interior de los limites de aquel peculiar templo humano *

Spoiler:

*Una fina ceja se alza en su faz ante la insolente actitud que aquella humana presentaba al insinuarle interés por aquel templo –No tengo interés alguno en este lugar, solo vengo a cumplir órdenes- Musita seriamente para así dejar que su mirada se pose en el arribo de su Hermana cierto enfado grabado en su rostro al verle actuar como si nada a pesar de todo lo sucedido hasta el momento, y más aún por la ligereza que otorga a la situación de shinigami que acompaña a la humana cruzándose de brazos para enfatizar sus vocablos –Goban-tai Taicho…no le reste importancia a la situación, no estamos aquí para recogerle como si fuera un niño pequeño, estamos aquí para llevarle de regreso para enfrentar los cargos que se atribuyen a no acatar las órdenes del Sotaicho al venir sin autorización alguna al mundo humano- pronuncia con seriedad en su rostro, dejando que sus celestes orbes transmitan un deje de reprimenda a hacia su hermana, antes de voltear a ver la dama Quincy con un semblante menos severo ya que no había razón para darle un trato indebido –Lamentamos interrumpir en su celebración- susurra a la vez deja que su figura se incline en un ligera reverencia como saludo y disculpa, para así dejar que su reiatsu se eleve un poco al invocar aquel portal usado por los segadores de almas para transitar entre ambos mundos, haciendo surgir a sus espaldas un segador brío que poco a poco da lugar una puerta de detalles orientales que se abre de par en par permitiendo el revoloteo de las mariposas del infierno que decoran el portal, para así dar media vuelta y ser la primera en atravesar ese portal con dirección a la sociedad de almas*

Voy hacia Aqui

Efectivamente, Tomoe cumplía años, 17 para ser exactos. Por lo que ella misma decía no era de las chicas que hacían grandes fiestas...o pequeñas fiestas. Parecía, tal como lo había demostrado, ser una chica tranquila dentro de todo y, por lo visto, no tenía demasiados amigos. SIno seguramente alguno de ellos estaría ahora con ella celebrando la ocasión, era una lástima. De todos modos, Sicarius esperó a que ella dejara el pastel para luego felicitarla por el aniversario, pero no llegó a tiempo. Antes de que pudiera emitir algún sonido, una presencia se hizo sentir en el templo. Era un reiatsu tranquilo, pero se notaba que era superior al del shinigami. Al darse vuelta y mirar bien, se dio cuenta de que se trataba de una mujer shinigami, pero no cualquiera, era la teniente del tercer escuadrón. No recordaba su nombre, no solía recordar los nombres o incluso los rostros de aquellos con los que no solía tener trato, salvo que fueran de un rango muy alto, o bien, sus superiores directos. En este caso, a pesar de que la joven ostentaba un cargo elevado dentro de la jerarquía militar de la SS, no le resultaba familiar.

Detrás de la misma, apareció una capitana. A ella sí la ubicaba de algún lado. Era la capitana del quinto escuadrón, Taiki Nozomi, la habia visto un par de veces en el pasado, pero nunca había hablado directamente con ella. Le parecía bastante extraño que tanto una teniente como una capitana aparecieran justo en el lugar donde él se encontraba y, para colmo, lo venían a buscar a él. Hizo una reverencia en dirección a la capitana, a modo de saludo, y se dio vuelta para hablar con Tomoe. Sabía que no por nada los habían enviado a buscarlo y sabía que estaba en falta, aunque nunca pensó que la misma fuese a ser tan grave.

- Tomoe-san, fue un gusto. La próxima vez que venga a Karakura pienso venir a visitarte para hablar, si te parece. Te deseo un muy feliz cumpleaños y que lo termines bien. Si puedo voy a tratar de traerte algo para la próxima, aunque no sé qué pueda ser. -

A pesar de que estaba ligeramente más pálido, tal vez por el susto o lo que imaginaba que podría ser su castigo, esbozó una sonrisa para acompañar las palabras que acaba de pronunciar. Acto seguido, dio media vuelta para encarar a la capitana y a la teniente, que ya había abierto uno de los portales para trasladarse entre los mundos. Había oído las ultimas palabras de la misma y ahora su rostro se encontraba blanco. Eran órdenes directas del comandante, lo que no podía significar nada bueno.

- Estoy listo para partir capitana. -

Tragó saliva y se quedó esperando para seguir a la capitana hacia la SS.

Spoiler:

Es cuando entoces aquella capitana observo como su hermana habia abierto el sekaimon para poder regresar de manera imediata ala sociedad de almas , por lo cual antes de irse observo a aquella humana al parecer sentia energia espiritual ella ,por lo que obta no comentar nada al, respecto es asi que comienza adentrarse en aquella puerta seguida por una mariposa infernal -- Vamos Sicarius -- dicho eso esta ya se encuentra dentro de aquel tunel que la llevaria de vuelta