En la ciudad

Eran apenas las 8 de la noche en la ciudad de Karakura. Las luces de los comercios seguían encendidas y se podía ver todavía un buen número de gente comprando, yendo de un lugar a otro, dándola vuelta en el shopping y demás. Los adolescentes aprovechando la noche de aquel día viernes para salir al cine, a tomar algo o simplemente juntarse para decidir como continuar la noche. El ruido de los motores de los autos, con sus bocinas estridentes y el típico malhumor de los conductores que están volviendo de sus trabajos para encontrarse con sus familias. Aunque, por suerte, las cosas estaban ligeramente más tranquilas por la espectativa del fin de semana y de que la gran mayoría de ellos no tendría que volver a trabajar por un par de días. En fin, encima de todo este clima tan típico de una ciudad, con el ajetreo propia de la misma, apareció una puerta de madera. Un Dangai que conectaba la SS con el mundo humano y, por ende, permitía que se transitara de un lugar al otro. Sin embargo, este portal, por así llamarlo, no podía ser visto por cualquiera. Tan solo aquellos con un reiatsu suficientemente fuerte podía llegar a verlo y, no hace falta decirlo, esto estaba lejos del alcance de una persona normal. Por ende, nadie vio al shinigami de pelo blanco y con una cicatriz en el rostro atravesar aquel Dangai. Tampoco nadie lo vio posarse en el techo de un negocio cercano y quedarse observando por unos minutos el ambiente en el que habría de sumergirse para patrullar.

Hizo una pequeña observación e intentó percibir el reiatsu de algún hollow medio distraído que no hubiese notado su presencia o no hubiese llegado a esconder su poder. Pero no sintió nada. Solo el reiatsu propio de los humanos. Al final terminó por saltar a un techo aledaño y, de ahí, descender con otro salto, llegando así a un callejó relativamente estrecho y muy oscuro. Aprovechando el hecho de que no cualquier humano podía verlo y de que incluso aquellos capaces de hacerlo eran extremadamente escasos, salió caminando de aquel lugar oscuro como si nada, introduciéndose en la marea de gente. Sus ropas de shinigami habrían llamado la atención de más de uno, asique estaba contento de que nadie lo notara. Solo debía cuidar de no chocar con nadie para evitar situaciones extrañas, aunque no sería extraña para él, sino para la persona al sentir que se chocaba con algo invisible. Dio un par de vueltas, curioseó en algunas tiendas que vendían varios artículos. Se entretuvo un rato, mientras se aseguraba de que todo estuviese en orden. No tenía ganas de irse y no pensaba hacerlo hasta no haber visitado todos los lugares...o, mejor dicho, haberse asegurado de que toda la ciudad estuviese segura.

Sicarius seguía caminando, esta vez medio perdido entre la multitud que, poco a poco, iba disipándose. El tránsito era cada vez más ligero y el ruido y vocerío a su alrededor era cada vez menor. Todo comenzaba a tranquilizarse y él comenzaba a aburrirse. Estaba considerando cada vez más la idea de terminar rápido con todo haciendo un paseo rápido por la ciudad para luego volver y descansar un rato. Dejó escapar un gran bostezo mientras esquivaba a una pareja que iba de la mano en una vereda estrecha, impidiendo el paso de los demás transeúntes. Él los pasó por el costado, debiendo bajar a la calle para poder hacerlo, y prosiguió su marcha.

Eran todos humanos normales, o eso creía. Tal vez fuera por acostumbrarse al reiatsu humano o porque no estaba poniendo la atención suficiente a su alrededor (de hecho ya se había olvidado de los humanos con reiatsu elevado), pero no sintió a la joven acercarse hacia él. No percibió su mirada ni su presencia en ningún momento y tan solo tomó noción de que ella existía cuando le habló. El peliblanco se frenó en seco y giró la cabeza para ver a la joven. Una joven de cabello castaño claro y ojos grices lo estaba mirando y le había hecho una pregunta. En otras palabras, podía verlo.

No contestó de inmediato, sino que se dio la vuelta tranquilamente para que ella quedara frente a él así no darle la espalda. No parecía ser un Hollow, si reiatsu era el de un humano, pero muy superior al del a media. Así debía serlo si es que podía verlo con la claridad suficiente como para saber su ubicación exacta y tener sus ojos fijos en él. Impresionado por el inesperado encuentro, no pudo evitar sonreír. No era común que algo así pasara, ni a él ni a nadie, pero podía ser algo interesante. Decidió entablar conversación para matar el tiempo. Además, no todos los días se conocía a una humana capaz de ver shinigamis.

- ¿Podés verme?... Bueno, es normal con tu nivel de reiatsu.Mi nombre es... - Hizo una pausa. Su nombre podía llegar a causar malos entendidos y lo sabía. Siempre había sido asi en el pasado y seguramente seguiría siendo así. Sin embargo, no era algo de que avergonzarse. Decidió completar la frase como era debido y ver qué reacción tenía la joven.- Me llaman Sicarius. Es un placer. - Volvió a callar por espacio de medio segundo, ya que se dio cuenta que había pasado por alto la pregunta de la joven. - Lo del cementerio ¿Lo decias porque soy un espíritu? -

Dejó la pregunta flotando en el aire. No se había tenido en cuenta la posible reacción de la joven ante su forma tan natural de decirlo y aceptarlo ya que, de cierto modo, estaba aceptando con suma naturalidad el hecho de estar muerto. Para él era algo ya superado hace mucho tiempo. De hecho, él seguía vivo desde su punto de vista y de la vida anterior no recordaba nada, por lo que su única vida era esa. Lo que para los humanos era "estar muerto" para él era todo lo contrario. Tal vez para un humano normal podía llegar a resultar un tanto chocante, aunque no necesariamente. Solo se dio cuenta de esto una vez terminó de hablar y ya era algo tarde para retractarse.

Mientras esperaba la respuesta de la humana que acababa de conocer, sintió una nueva presencia. También era humana y estaba a cierta distancia, aunque no sabía de quién se trataba. Solo sabía que alguien allí los estaba observando, tal vez un conocido de esta chica con la que estaba hablando, o tal vez fuera que la ciudad era lo suficientemente chica como para que más de un humano con un nivel de reiatsu lo suficientemente elevado como para verlo se juntaran en un mismo lugar. El hecho es que la segunda presencia no había pasado desapercibida pero no era el objeto de su atención, solo era algo para "tener en cuenta", nada más.

Con respecto a la señorita en frente suyo, no tardó demasiado en presentarse como Isane Mikajima. Era bastante cortés, cosa extraña en la gente joven actualmente, y, lo más extraño de todo, era que podía verlo y, aún así, no podía darse cuenta de que él era un espíritu. De hecho, con la aclaración que hizo, dejó en claro que creía que estaba yendo a un funeral debido a sus ropas. Sicarius se quedó observándola al oír aquella última frase, la justificación de su pregunta, pero no tuvo oportunidad de decir nada, puesto que Isane volvió a hablar, esta vez para retirarse, dejando al shinigami medio confundido, sin saber bien qué era lo que pasaba.

- ¿Eh? Oh...S-Sí, fue un placer Mikajima-san... -

El peliblanco la observó alejarse entre la multitud que comenzaba a disiparse cada vez más. Dejó escapar un suspiro y negó con la cabeza, como si quisiera deshacerse de algún pensamiento molesto. Acto seguido, comenzó a mirar a su alrededor buscando la presencia que había percibido y que todavía estaba allí. Solo quería conocer a esa persona para saber por qué lo observaba y no se acercaba, si es que podía verlo. Mera curiosidad y, además, no tenía ganas de volver a la SS por el momento. El mundo humano estaba resultándole bastante entretenido. Pudo ver, no muy lejos, a alguien observándolo. No pudo evitar esbozar una sonrisa y, aprovechando que nadie más notaba su presencia, lo oía o veía; levantó la mano derecha en dirección a las cercas que servían de protección a quien lo espiaba. El movimiento de la mano fue en señal de saludo, solo para asegurarse de que aquel individuo lo estuviese mirando a él.

- ¿Hola? ¿Puede verme? -

La respuesta a la pregunta del shinigami no se hizo esperar. Si bien no fue inmediata, no hubo mucha dilación entre la interrogación y su correspondiente contestación. La voz era la de una chica, otra joven que había percibido, por lo visto, al peliblanco. Por lo visto las jóvenes de Karakura eran bastantes perceptivas, al menos para lo que tenía que ver con el mundo espiritual. De todos modos, Sicarius se quedó esperando a que la joven se mostrara por sí misma y, por ende, guardó silencio. Estaba algo ansioso por ver de quien se trataba, quién era la chica que lo estaba observando. Se trataba de una joven de pelo aguamarina y ojos azules, muy linda y, por lo que su físico mostraba, era de una edad relativamente similar a Isane. Tras salir de su escondite y dejarse ver, la muchacha dio unos pasos en dirección hacia donde estaba Sicarius. Ella se quedó observándolo detenidamente y él, mientras, hacía lo mismo, aunque no pudo evitar sentirse como un objeto en exhibición, cosa que produjo que se sonrojara un poco.

- Solo estoy de paso... -

Era cierto, en parte. El objetivo de haber sido enviado a Karakura, que era una suerte de "ronda de patrullaje" había sido completado puesto que no había nada en la ciudad que pudiera ser considerado una amenaza. Solo permanecía allí porque quería ver un poco más de aquel asentamiento urbano tan grande que solía ser el principal problema de la SS y que tanto le interesaba. Ahora que ya había respondido, le tocaba preguntar a él. El problema era sobre qué podría preguntar. Tal vez su nombre para empezar, o tal vez debería saltarse las formalidades y ver cuánto sabía aquella humana sobre la SS o los shinigamis. Tenía curiosidad por cuánta información se tenía en el mundo humano sobre el mundo espiritual.

- Veo que vos sí sabés qué soy yo. Mikayima-san... digo, la chica de recién parece que no se dio cuenta de que era un alma... - Dejó escapar una pequeña risa y continuó. - Por cierto, mi nombre es Sicarius, un gusto. Solo estaba de paso. Al no tener memorias de mi tiempo como humano, muchas de estas cosas son nuevas y me interesan bastante. -

Señaló con la mano a la calle, donde todavía los autos seguían pasando. La sonrisa del principio todavía no se había ido y, por el contrario, se había asentuado un poco.

La chica se presentó como Tomoe Ishida y, al hacerlo, extendió la mano a modo saludo. Sicarius, sin pensar un momento, acercó su mano a la de Tomoe y la estrechó con delicadeza. Junto con esto, Ishida también hizo un ofrecimiento que sorprendió bastante al joven shinigami y, también, agradó mucho. Parecía ser una chica realmente buena y alegre, tal vez por eso lo último de su comentario le dejó una fea sensación a Sicarius. No sabía a qué se podía referir con eso pero tampoco podía preguntar porque era parte de la vida privada de la joven. Sin embargo, que una chica tan linda y aparentemente tan buena como ella dijera algo así y en ese tono era algo que mucho no le gustaba. Claro, no dejó ver este sentimiento y trató de pasar por alto el comentario para levantar un poco el ánimo que se había caído un poco con la frase.

- ¿En serio me mostraría la ciudad Tomoe...san? Que buena persona, en serio. -

No fue díficil para él decir esas palabras, ya que realmente estaba agradecido con Tomoe por ofrecerse a mostrarle la ciudad. Tuvo que reprimir sus ganas de preguntar sobre el motivo de que nadie la esperara en su casa, pero bueno, era lo mejor. Los ojos del shinigami brillaban ligeramente por la ansiedad de tener una guía que realmente pudiera conectarlo un poco con el mundo humano ya que, al fin y al cabo, era el mundo que él protegía desde su división y el mundo del que provenía originalmente, aunque no tuviera recuerdos de ello.

- Muchas gracias Tomoe-san. Creo que le debo una. -

Otra pequeña risa escapó de su sus labios y al calmarse, terminó convertida en una sonrisa. Terminó por dejar la mirada fija en los ojos de la joven, esperando por que el "tour" diera inicio.

Sicarius miró a su alrededor cuando Tomoe habló de "ellos". No veía nada extraño en ese lugar ni sentía ninguna presencia extraña. Había gente caminando, algunos chicos y chicas con uniforme escolar pero lo raro es que todos ellos, o la gran mayoría, estaban mirándolos. Más específicamente, a ella. Ahí el shinigami se dio cuenta de lo que estaba pasando. Los demás no podían verlo y seguramente la situación era bastante extraña. Una persona con la mano levantada como si estuviese agarrando el aire, aunque en realidad estrechaba la mano de un ser invisible para la gran mayoría de los seres humanos. Por un momento se sintió con algo de culpa, ya que le estaba haciendo pasar vergüenza frente a sus compañeros y/o vecinos. Hubiese dicho algo, al menos se hubiese disculpado, pero la joven parecía no importarle ese hecho. Es más, continuó hablando ignorando las miradas de los otros y hasta lo invitó a seguirla hasta el templo, donde ella vivía.

- Te sigo entonces, ya cuando no haya tanta gente tal vez sea más sencillo realizar el recorrido. -

La sonrisa que se había borrado al ver como los demás observaban a aquella dulce joven, volvió a aparecer como si nada hubiese ocurrido. Todavía se sentía ligeramente incómodo por el comentario referente a que nadie la esperaba en su casa. Él sabía lo que significaba estar solo y lo difícil que puede ser, aunque no estaba del todo seguro de que aquella fuera la razón. Sin embargo, el tono de la jovén denotaba cierta tristeza y eso era algo que no escapaba a la persepción del shinigami. Según Tomoe, Sicarius no le debía nada, pero él pensaba de otra forma. No sabía como agradecerle realmente por su oferta y por su generosidad, pero por lo menos podría hacerle algo de compañía y evitar que se sintiera tan sola. A veces tener a alguien con quien hablar, aunque sea solo por un rato, podía servir de mucho.

Ost del Momento


Hacia el Templo Quincy

Siguió a la capitana por todo el camino hasta internarse en la ciudad. Sicarius intentaba buscar con la vista lo que Shigure seguía con su sensor. En su mano izquierda sostenía la funda de su zampakutoh, mientras que su mano derecha estaba preparada para tomar el mango en cuanto algo surgiera. Mientras caminaban, se colocó casi al lado de la capitana, un poco por detrás para poder seguirla, a poco menos de un metro de distancia. Su rostro ahora estaba completamente serio y sus ojos no mostraban vida alguna, como si se hubiese convertido en un ser diferente. Sus ojos se movían en todas direcciones y hasta utilizaba espejos, retrovisores de algunos autos o lo que fuese para mover lo menos posible su cabeza y cubrir los puntos que sus ojos no alcanzaban sin llamar demasiado la atención.

No podía percibir el reiatsu de aquel ser, directamente no lo podía percibir, ni su localización, tamaño, era como si directamente no estuviera ahí. Vio que la capitana se había quitado los auriculares y aminoraba la marcha. Él hizo lo mismo, manteniendo siempre la distancia y observando con cuidado todo a su alrededor. Desconocía completamente la naturaleza real de ese reiatsu o si era hostíl o no. Lo que sí sabía era que, dependiendo de la situación, las cosas podían terminar en un combate y, una pelea en medio de la ciudad solo ocasionaría bajas civiles innecesarias. Esa era la principal preocupación de Sicarius. Tanto él como los capitanes sabían pelear y podían defenderse, pero esas personas de la ciudad tan solo podían verlos porque estaban en sus gigais. Si el enemigo fuera algún tipo de alma entonces no serían capaces siquiera de alejarse de él, puesto que no podrían verlo.

Off// yo no traigo Gigai :p

On//

En medio de la ciudad, en aquel instante, el reiatsu propio de los hollows se hizo presente. Era una sensación similar a la que había sentido cuando los espada escaparon de la SS utilizando la Garganta. Comenzó a mirar en todas direcciones, al tiempo que extrae una especie de medallón de entre sus ropas y se prepara para salir del gigai. Sin embargo, no fue hasta que Riku le dijo que mire hacia el cielo que se dio cuenta de que no era una garganta, eran 3. Rápidamente, y siguiendo la acción de Shigure, Sicarius salió de aquel contenedor y lo guardó. - Le pido lo mismo, Shigure taicho. - Tras esto, desenvainó su zampakutoh y se dispuso a ir detrás de Shigure - Suerte, Riku-taicho -

Ante de la directiva de la capitana, Sicarius siguió de largo y se encaminó directamente a la segunda de las gargantas, al tiempo que veía, un poco más distanciado de donde él se encontraba, a otro shinigami peleando. Tal vez fuera el dueño de la anomalía percibida por Shigure, pero de él se encargaría el capitán de la segunda división. - Ilya, Sviel, prepárense. Vamos a empezar. - Hubo un consentimiento por parte de ambas niñas, pero nada más. No tardó en alcanzar a la primer oleada de Hollows y acabarlos con rápidos movimientos. Eran de nivel bajo y fáciles de vencer. El asunto, ahora, eran los Menos que estaban saliendo. Uno de ellos incluso intentó lanzar un cero, aunque fue frenado por un certero corte de la zampakutoh del peliblanco. Las cosas se estaban tornando peligrosas y la gente en la ciudad corría peligro. Debía tener cuidado de no dejar disparar ni una vez esos desgraciados, o sino habría muchas bajas en la población civil.

Sin embargo, sintió una explosión, proveniente del lugar donde el otro shinigami se encontraba. Un cero lo había impactado de lleno y estaba cayendo directamente a la tierra. Hizo un ademán para asistirlo, pero un fuerte y estruendoso grito de la más problemática de las gemelas lo detuvo en seco. Otro Menos estaba saliendo y se disponía a caer sobre la ciudad. Definitivamente era algo extraño que tantas gargantas se abrieran juntas y que tantos hollows salieran por ellas de ese modo.

Off//

Spoiler:

On//


Off//
Tecnicas usadas:

Spoiler:

Off///

Mas de 12 horas ya aclare la supuesta duda, por favor eviten temas en off tan poco ortodoxos y sigamos las reglas :D.

Continuaba evitando los ataques constantes de los Menos y demás hollows menores que seguían llegando a través de la garganta. Los iba cortando uno a uno y deshaciéndose de ellos, aunque era una tarea lenta. Apenas si podía evitar que escaparan y se dirigieran directamente a atacar a la población o que simplemente huyeran para perdese en el mundo humano. Pudo sentir un par de explosiones provenientes de donde Shigure se encontraba. Por lo visto la capitana había perdido la paciencia para tratar con esos seres y simplemente los estaba aniquiliando mediante kidohs. En una situación normal o en un combate ligeramente más relajado, hubiese girado para ver el despliegue de habilidad de la capitana o el estado en el que Riku se encontraba, aunque había alcanzado a ver de reojo el lanzamiento de un bakudoh, no estaba seguro del resultado del mismo, aunque al no sentir mayores cantidades de reiatsu emanando del capitán, asumió que había dado en el blanco.

Por su parte, decidió seguir el ejemplo de Shigure, aunque de una manera más destructiva. Prefirió liberar su shikai y acelerar un poco el trámite. Evadió el ataque de un Hollow que iba dirigido a su rostro y se colocó encima suyo, al tiempo que apuntaba su katana hacia adelante y comenzaba con la liberación. - Hielen, IlyaSviel - La zampakutoh se dividió y se transformó en dos cimitarras de menor tamaño. Una de ellas era blanca, la otra negra. Inmediatamente el Shikai fue liberado, Sicarius dio un salto para evitar el segundo golpe del enemigo sobre el cual estaba parado y, tras caer, lo atravesó con su cimitarra negra. Un rápido movimiento le permitió ponerse a distancia de sus enemigos y caer cómodamente sobre una terraza de un edificio bajo. Desde allí, apuntando directamente hacia el cúmulo de Hollows y Menos Grandes que estaban saliendo, comenzó a lanzar cortes al aire. Cuatro en total. A simple vista no se podía ver por qué había hecho eso, solo se pudo notar que los nuevos adversarios eran eliminados por cortes en sus cuerpos. Un solo movimiento de Sicarius, generaba que saliera una fina pero resistente cuchilla de hielo que alcanzaba para atravesar a uno o dos Hollows, eliminando también a los que estuvieran detrás.

Aprovechó el pequeño lapso de tiempo que tuvo antes de la llegada de nuevos adversarios para observar la situación de sus compañeros. Shigure parecía intentar acercarse a Riku y, este último, había apresado a aquel shinigami. Eso significaba que, probablemente, el dueño de esas extrañas ondas percibidas por los sensores fuera aquel individuo. Ahora que estaba contenido por el kidoh del capitán, seguramente no podría escapar. Rápidamente tuvo que volver su cara hacia donde la garganta se encontraba, puesto que nuevos visitantes estaban llegando y debía retenerlos lo más posible. El hecho de ahora tener dos espadas le permitía realizar una mayor cantidad de movimientos y moverse con mayor facilidad entre sus enemigos.

Spoiler:

Acatando la orden de Shigure, Sicarius intentó aumentar la velocidad de sus golpes y se apresuró todo lo que pudo para deshacerse de los hollows restantes. Rápidamente, las gargantas comenzaron a cerrarse y lo único que quedaba ahora eran los tres capitanes y aquel shinigami aprisionado por el kidoh de Riku. Para cuando el peliblanco alcanzó el lugar donde los otros 2 capitanes se encontraban interrogando al supuesto raso, el interrogatorio ya había iniciado. Había conseguido oír las últimas palabras de Shigure y ahora se disponía a escuchar lo que el joven apresado tenía para decir. Obviamente no estaba en el mejor de los estados y el capitán del octavo escuadrón, al ser el último en llegar, ya se había perdido la primera parte del relato, por lo que mucho no llegó a comprender. Aparentemente, alguien de nombre Kiryu había introducido algo en el cuerpo de aquel shinigami que, de algún modo, parecía afectar su memoria, especialmente la relacionada con las artes shinigamis. Siguien el relato, Sicarius comprendió que ese "algo" le haría transformarse en algo que no quería, tal vez un Hollow, aunque no estaba seguro de si a eso se refería. Nunca había oído de shinigamis transformándose en hollows, solo de algunos pocos shinigamis que adquirían poderes de aquellos, pero nunca una transformación completa.

Al final, lo último que pidió el joven era fue una muerte digna. Que se le permitiera hacer el Seppuku. Ante semejante petición y en vista de las circunstancias, posiblemente Sicarius se hubiese opuesto, hubiese intentado llevarlo a la SS para que se encargaran de él. Sin embargo, era cierto que habían habido lecturas relativamente sospechosas y pudo percibir, en las últimas palabras de Shigure cierta desconfianza. En vista de todo esto, prefirió guardar silencio y dejar que los otros dos, que habían oído la historia desde el comienzo, decidieran. Lamentablemente no se consideraba capaz para opinar acerca de un asunto sobre el cual casi no tenía conocimiento.