Despacho del Capitán

La oficina del Capitán de la doceava división es totalmente distinta a la clásica visión que se tiene de este escuadrón, ya que esta totalmente armonizada en base del Feng Shui, al abrir la puerta se ven dos sofás uno frente al otro en mitad de la oficina separados por una mesa comoda con una figura de budá en medio, en la esquina cercana a la puerta una cascada con forma de un dragón y varias plantas que le rodean.

Al final el escritorio con un comodo asiento reclinable y la izquierda de este una mesa con una tetera y varios pocillos para servir té boca abajo, mientras que del lado derecho la ventana que deja divisar el resto de la división.

Abriendo la puerta del despacho se nota como el jovén capitán en apariencia, Kenichi Furinji, detalla con su mirar de diestra a siniestra todo el lugar mostrandosé una leve sonrisa al darse cuenta que los años que han transcurrido solo crearon el polvo en el lugar más su esencia como tal sigue intacta, en dicho momento su cabellera castaña es mecida por el suave viento que sopla, haciendo que también se refleje en su ropaje completo por lo que dice -Veo que no ha venido nadie en mucho tiempo- adentrandosé en la oficina llega a su escritorio y saca un paño de una gaveta del mismo comenzando a limpiar con sumo cuidado lo que le es de su pertenencia desde hace algunas décadas.

Mientras transcurre el tiempo solo miraba el lugar y recordaba todas las cosas que transcurrieron en su oficina, como a las personas que sabe que ya no estan en el en cuerpo, pero si en espiritú -Busujima-senpai- susurra mientras su rostro cambia a un tono meláncolico dejando ver el punto débil de este capitán de frío temple.

No tardó demasiado en llegar al Gotei 12 desde la cuarta división. Si bien la distancia no era tan pequeña, ayudó mucho el uso de shunpos. Al llegar a la entrada del escuadrón, se detuvo un momento para recuperar brevemente el aliento. Entre los trabajos asignados de limpieza del Rukongai y el acompañamiento de los heridos hasta la división de curación no había tenido posibilidad alguna de descansar. De todos modos, se dedicó a buscar el despacho del capitán. En principio pensó que no sería tan complicado, pero se equivocó. Su sentido de la orientación no era de los mejores y si a eso se le suma el hecho de que estaba agotado tanto física como mentalmente, entonces no pueden esperarse buenos resultados. Se vio en la necesidad de pedir indicaciones en dos oportunidades, puesto que en la primera, si bien había comprendido lo dicho por el shinigami que lo auxilió, terminó por marearse y perderse.

Tras algunas vueltas y muchas dudas, consiguió llegar a la puerta del despacho. Levantó tímidamente la mano y golpeó con cuidado la puerta. - Furinji-Taicho. Soy Sicarius, shinigami raso del treceavo escuadrón. Puedo pasar, traigo algunos informes sobre los daños al primer distrito del Rukongai. Me dijeron que viniera a verlo para que los viera. - Tras estas palabras, un poco agolpadas unas con otras y con un tono de voz que dejaba ver lo nervioso que estaba, se quedó quieto, firme, como si estuviese en una formación militar justo cuando el líder está dando un discurso. En silencio absoluto, y con la respiración algo agitada, se quedó esperando la respuesta del capitán.

Terminando de arreglar aquella oficina llena de suciedad por el largo tiempo sin que nadie entro a la misma escucha la puerta que es impactada de forma leve por una persona que se presenta como Shinigami de la Treceava División, cierra sus ojos un momento en eso inhala y exhala con fuerza más sus ojos se vuelven a abrir con fiereza al escuchar sobre un informe de daños en el Rukongai, por lo que muy seriamente pronunca -Adelante, Sicarius- mientras se acerca a los sofás y se sienta con suma calma para escuchar atentamente lo que este tiene que decir.

Luego de un par de segundo toma asiento cerrando nuevamente sus ojos para volver a inhalara y exhalar esta ocasión con una pesadez mucho mayor mientras en su mente se decía "¿Como se encuentra Draco-senpai?... Busujima-senpai ¿Que habría hecho usted?" recordando a las dos personas que influenciaron en su mentalidad como shinigami mientras la melancolía se apodera de su mente al pensar "¿Que hubiesen hecho ustedes, Papá y Mamá?" recordando a quienes les debía gran parte de su enseñanza como persona en cuanto fue un ser vivo.

Al oír la voz del capitán de la doceava división, el joven peliblanco se animó a abrir la puerta, aunque lentamente, como si quisiera retrasar el momento todo lo posible. Era más que nada por nervios, puesto que no había hecho nada malo, al menos a su parecer. Una vez la puerta se terminó de abrir, pudo ver el interior. La habitación parecía dar un aire de tranquilidad y de paz que rara vez se veía en la SS. El capitán estaba en el medio de la sala, sentado en uno de los sofás. Parecía estar esperando a que el shinigami comenzara con la explicación de lo sucedido o de los daños causados por el combate. Rápidamente dio un paso para ingresar efectivamente al despacho, hizo una reverencia a modo de saludo y comenzó a hablar muy rápidamente para resumir la situación y, luego, pasar a hablar de los daños.

- B-bien. T-tras el ataque de los habitantes del Hueco Mundo, sin contar el número de bajas que, por el momento, es un dato que desconozco, solo tengo información de lo siguiente. - Extrajo un papel del interior del Hakama. Eran en realidad un conjunto de papeles, escritos de ambos lados, con datos anotados muy rápidamente y con letra desprolija. Se notaba que habían sido hechas en el aire o en una superficie poco estable. - Todo el primer Distrito del Rukongai sufrió daños graves y una gran cantidad de civiles, junto con shinigamis que estuvieron defendiendo, murieron. Quedan todavía desaparecidos, que pudieron haber muerto o pueden estar sepultados. También está el caso del capitán del escuadrón once que fue capturado. - Hizo una pausa, puesto que había recordado lo sucedido cuando el capitán fue arrastrado de vuelta junto con los enemigos al Hueco Mundo. - Con respecto a los daños materiales: Pocas edificaciones se mantienen en pie y algunas debieron ser destruídas por el alto riesgo de derrumbe que tenían. En relación con las rutas de acceso, la división 13, junto con las 5, realizaron el despeje de la ruta principal pero, debido a su mal estado tras la batalla, se formó una ruta provicional temporal para facilitar cualquier traslado de otros distritos al distrito afectado, en caso de que se desee prestar ayuda. -

Terminó con los papeles totalmente desordenados, todavía seguía buscando alguna información que no hubiese dado, pero todo parecía estar en orden. No se había movido de la puerta siquiera y estaba completamente rígido. Miró a los ojos del capitán por un instante pero, al pensar que podría ser considerado una falta de respeto, bajó la mirada y se quedó esperando a que el taicho comentara algo con respecto a lo sucedido.

Escuchando con atención el precario estado en el que quedo el distrito dno del Rukongai sus orbes se abren velozmente mientras comienza a sentirse como su el rugir de un dragón surgiese de el, dispuesto de cortar las cabezas de aquellos seres del hueco mundo que invadieron dicho lugar, por lo que buscando calmar una ira que poco a poco parece querer controlarle inhala y exhala con bastante pesadez para solo reabrir su mirada y plantar aquellos orbes cafeíno en el chico y comentar -Entonces creo que necesitaran de Tochihime- al finalizar esas palabras coloca sus manos sobre sus rodillas para colocarse de pie y agregarle luego de tomar aquella postura erquida -Busca gente de la cuarta división para que sane por completo a los civiles... yo iré reconstruyendo el distrito personalmente- en eso vuelve a inhalar y exhalar para comenzar a caminar hacia la puerta con gran calma en sus pasos como quien sabe perfectamente que puede realizar -Nos vemos en el Rukongai, Sicarius- desvaneciendo su silueta en un raudo efecto sonico conocido como shunpo rumbo al Primer Distrito del Rukongai.

Permaneció en el lugar escuchando las palabras del capitán. Por lo visto ya sabía como lidiar con el problema, o al menos algo tenía pensado. Dio una orden rápida y segura al joven de la trece para que fuera a buscar shinigamis del cuarto escuadrón para curar a los heridos restantes en el Rukongai. Sin dudarlo ni medio segundo, el peliblanco realizó otra reverencia en señal de despedida y asintió con la cabeza a la orden. Los nervios hicieron que el orden de las acciones se invirtiera, pero ni se dio cuenta puesto que ahora estaba concentrado en cumplir con sus órdenes. Dio media vuelta y se retiró de aquel despacho, en dirección al cuarto escuadrón. Tal vez buscaría al shinigami con el que se había encontrado antes. Posiblemente podría ayudarlo con la elección del personal para la tarea. Le había parecido alguien confiable y, por lo visto, los otros miembros del escuadrón lo respetaban. Con algo de suerte podría conseguir su ayuda.

Tras salir corriendo del Gotei 12, aceleró a base de shunpos para retornar a la cuarta dvisión y poder seguir adelante. Todavía quedaba mucho por hacer y desconocía si había o no límite de tiempo.