Meditando y aprendiendo de los errores

Ante el evidente fracaso del ataque a la sociedad de almas, la tercera espada arriba a la cámara principal de los espadas, sentándose en una de las sillas se cruza de brazos con el propósito de poder meditar sobre lo acontecido y recapacitar sobre las lecciones aprendidas en las batallas resientes.

Cerrando los ojos cayo en un profundo estado de meditación, siempre atento a su alrededor, esperando recuperar sus energías perdidas y sanar las heridas, no es que fuesen muchas, de hecho sus heridas físicas podían reducirse a tan solo un par pero había conseguido una herida profunda difícil de sanar, una lesión en su orgullo, pero en eso momento no deseaba pensar en nada mas que en recuperarse con el propósito de intentarlo de nuevo, vería al Sereitei caer y nada ni nadie se lo impedirían.

Sus botas militares no daban sonido en su llegada, era una de las pocas veces en que se aparecía por esta camara, pero tenía una enorme curiosidad sobre las cosas en ese lugar, palpando las paredes con la punta de los dedos como si quisiera grabarse cada centímetro pues no había cosa que le agradara más que una organización leal a su líder - pensé que ya lo habia visto todo - musitaron sus labios, mirando fijamente a una criatura lupina, a pesar de esconder sus ojos bajo el flequillo azul oscuro de su cabellera - interrumpo? - preguntó seguidamente pregunto no tan curiosa realmente sino para evitar que le quisiera comer el "lobo".

Se cruzó de brazos con su chaqueta negra remangada hasta los codos, dejando los tatuajes de samurai a la vista en lo que restaba del brazo y se quedó a una distancia prudente en posición firme, con las piernas juntas en sus pantalones de camuflaje y la espada como siempre a la espalda.

No se podía decir que la meditación del Espada fue bruscamente interrumpida pero si que había sido detenida por una arrancar recién llegada y de identidad desconocida de un aspecto fuera de lo habitual para lo que había estando mostrando entre las féminas de Las Noches

-En lo mas mínimo- respondió a la pregunta de la hembra viéndola de reojo para sosegar su curiosidad –Eres libre de hacer lo que desees, no puedo hacer mucho para evitarlo- continuo con la pequeña contestación sin romper su postura, le resultaba curioso como cada día se presentaban nuevas figuras de gran poder entre las noches, quizá con sus ayuda podría ser mas exitoso el siguiente asalto a la sociedad de almas. Una conclusión en la que había llegado Okami en su meditación y reflexión, es que por mas fuerte que fuese no podría solo con todas las fuerzas del Sereitei.

Se acercó un poco más, el extraño ser no parecía molesto por su presencia, pero las palabras demostraban una fuerza, que a pesar de ser leve el comentario, ya daba luces de un carácter no muy fácil de tratar. Caminó por la sala y tomó una silla sentándose frente al macho, no precisamente de la forma más femenina que podía, pero no estaba acostumbrada a ser demasiado femenina en un lugar donde si descuidas terminas en fauces de algún otro - porqué tan solitario? - no sabía si quería perturbarlo, enojarlo o si era real curiosidad, pero fuera cual fuera el motivo, Nasspiel seguiría preguntando, no era muy dada a hacer equipos ni a andar en manada pero el aburrimiento ya la había estado azotando sin cansancio y haber encontrado un lobo que habla ya le era divertido.

Sin duda la recién llegada mostraba una firmeza de carácter de admirar, de nuevo, muy alejada de la aptitud mostrada hasta el momento por el resto de los Arrancar, no mostraba movimientos rebuscados, aire de superioridad, ni rastro de ese sentimentalismo que asolaba con un cáncer a las filas elite de Las Noches, quizá fuesen las heridas o el mismo cansancio pero se podía decir que le agradaba

-Meditando pequeña, la soledad es un gran aliado a la hora de reflexionar sobre los errores cometidos- respondió a la fémina la cual le llenaba de curiosidad –Dime ¿Que haces tu aquí? No es normal que alguien se aproxime a la cámara de los Espadas fuera de una reunió, razón por la que me encuentro en este lugar – continuo después de hacer una ligera pausa tras sus ultimas palabras.

Permaneció nuevamente en silencio con el propósito de esperar la respuesta de su interlocutora, abriendo por completo los ojos en esta ocasión en señal de que ponía toda su atención en la conversación.

Se sorprendió, el macho le había respondido sin recato ni reserva ninguna, sin mal gesto ni grosería, ella no era la mata de la educación pero hasta ella sabe lo que significa respetar a quien te da respeto - pues voy a donde mis pies me lleven y este lugar no lo había pisado nunca, me dio curiosidad y entré, ¿quién dijo miedo? - se levantó, dio vuelta a la silla y se sentó quedando de frente al respaldar y apoyando los brazos en este, así como la barbilla sobre los brazos - mi nombre es Nasspiel, Nass para resumir - estiró una mano sin demasiado ademán, para recibir el saludo del lupino como era debido, quedando uno de sus ojos grises al descubierto, mirándole y el otro cubierto por el bendito flequillo azul que un dia de estos cortará de una buena vez.

Una respuesta espontánea y curiosa por parte de la recién presentada Nasspiel, actitud a la cual no sabía como reaccionar -¿Atrevimiento?- paso por la mente del lobo gris por un instante junto con un espontánea sensación de querer asesinarla, pero controlo sus pensamientos rápidamente, recapacitando sus próximos pasos, al fin de cuentas no había mostrado, hasta el momento, una razón lógica para tal acción por parte de Okami

Levantándose de su lugar se logro ver el enorme tamaño del arrancar de apariencia salvaje, aproximo a la joven arrancar que extendía su mano como saludo – Okami- expreso a secas sin reverencia alguna para continuar con una advertencia – No confundas lo presente como un gesto de cortesía o amabilidad pequeña, simplemente es conveniencia- resalto apretando firmemente y con fuerza el puño para soltarlo de inmediato y dirigirse hacia las puertas del gran salón –La batalla me ha dejado hambriento y he de ir a recuperar las fuerzas perdidas ¿Vienes?- levantando la mano al tiempo que preguntaba para abrir una garganta en frente a el, oscura como el abismo y fría como el mismo desierto de Hueco Mundo rumbo al mundo humano.

El tamaño era un tanto colosal para ella que era una de las más pequeñas de entre los Espadas y parecía haber perdido su agrado hacia ella en menos de un segundo "gruñón... que tierno" pensaba aunque estaba un poco más atraída a una extraña y estúpida sensación de necesidad de tocarle las orejas, pero tenía claro que perdería el brazo de intentarlo - no hay problema guerrero - se levantó de su silla y caminó hacia él llegando hasta la garganta - que sea por conveniencia entonces - dijo seriamente adentrándose a la garganta para ir al lugar que les deparaba en el mundo humano.

Al igual que su recién conocida compañera Okami se adentro en la garganta rumbo al mundo humano con el objetivo de saciar su hambre y recolectar energías de las almas humanas.

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